Dejar que opine, que hable, que confiese, que cuente. Que baile sus miedos, que actúe sus verdades, que grite a notas, que cante sus más desesperados deseos.
Simplemente, dejar que se escape de esa tensión diaria que la agobia.
Simplemente, dejar que se escape de esa tensión diaria que la agobia.
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