¡Qué loca es la cabeza de los seres humanos! Es
increíble cómo decimos y creemos una cosa, mientras el inconsciente está ahí
escondido en algún lado, gritando otra totalmente distinta. Se disfraza con gestos,
humores, reacciones. Esconde miedos, enojos, inseguridades, angustias… esas
cosas que, a veces, ni siquiera nosotros sabemos que están ahí.
El inconsciente es un poco traicionero, por lo menos en
mi caso. A veces intento disimular algunas cuestiones, algunas cosas que creo
superadas, pero el muy basura siempre está ahí, tratando de salir a la luz,
delatando que nada está tan superado como parece, ni que nada está tan calmo
como se ve de lejos. Queriendo resaltar que, en realidad, algunas actitudes son
consecuencia de inseguridades. Recordándome que necesito esa contención que
trato de brindar a los demás, que necesito la misma atención, el mismo cuidado
y el mismo cariño que me preocupo por dar a las personas que considero cercanas
a mí.
Ese mismo inconsciente traicionero, es el único que
percibe las necesidades más profundas del alma, y es el único que puede
transformarlas y disfrazarlas para trasmitir el mensaje de forma indirecta, y
así desahogarnos. Nos libera, lucha contra esos sentimientos reprimidos que nos
lastiman y que, por algún lado, tienen que salir a la luz.
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