A continuación, un texto delirante que escribí durante un largo viaje en micro
Vaca – árbol – arboleda – árbol – árbol
– palos – más árboles – pasto – nube – oveja (¡y ovejitas!) – CEDAM – árbol – “aluar,
si es de aluminio, lo hacemos aquí”…
Lucía lee,
los viejos duermen la siesta. Me aburrí de leer, jugar a las cartas, hacer
autodefinidos… Tengo que guardar entretenimiento para un día más de ida y uno y
medio de vuelta… ¡Hay una máquina de café y jugo! :) pero no… no hay ni café,
ni jugo. Es igual.
El abuelo
le quiere dar a Lucía un “ECHARPE”… ¿será una palabra francesa que fue
castellanizada? Algo así como garage,
carnet, restaurant (que fue aprobada por la RAE como “restorán”,
déjense de joder)
¿Qué
puedo hacer? Como para no entretenerme gastando crédito… Hice una lista de las
cosas que iba viendo por la ventanilla, pero la mitad no sé qué son, y la otra
mitad se constituye básicamente por árboles… Esto de la lista no funciona,
necesito otra cosa para hacer.
Echarpe…
palabra de viejo, como chinela, bascolé, “dotor” y algunas más.
Estoy
delirando, el micro me hace mal, y la música pedorra que pasan, también. Por
lo general estas cosas pasan en situaciones en las que uno se aburre mucho
(demasiado), y estar un día y medio adentro de un micro rodeada de viejos, es
una de esas situaciones (sobre todo si el micro en el que viajas, afuera tiene
una foto de una vieja que se parece a la que pasa películas en telefé y otro
viejito con un cartel que dice “Lider en turismo para adultos mayores”
omg, mátenme)
¿Qué tal
si es una trampa y no estamos yendo a las cataratas, sino al loquero?
Vamos a
preguntarle a Lucía a ver qué opina:
“¡Ay, boluda!, ¿cómo vas a decir eso?” (risas)
No
entiende el por qué de mis sospechas. Jamás lo entendería.
Dejate de
joder, pusieron el CD ese del año del pedo, otra vez (la música es del año del
pedo, no el CD, se entendió). A la noche dijeron que iban a poner una película,
¿qué pondrán? ¿Alguna de Chaplin? Capaz. No sé si podría soportarlo… Bueno, por
ahí sí, no hay que exagerar tanto. Lo que pasa es que el viaje me marea, los
viejos hablan cosas de viejos y me aburro mucho. Encima me ponen para
escuchar un carnavalito que no conoce ni el pato.
La
viejita de acá al lado mueve los pies, choca sus manos con sus piernas al ritmo
de la música. Parece estar disfrutando.
A propósito,
hay carteles por todos lados que dicen: “En
caso de emergencia, rompa el vidrio con el martillo”. Se preguntarán,
queridos lectores: ¿y el martillo? Asombrosamente, esta vez sí está. Colgadito,
cerca de mi butaca… lástima que está aplastado contra la pared con unos plásticos tan
resistentes que no se pueden romper de forma manual. No parece haber ninguna
posibilidad de poder sacar el martillo (y mucho menos teniendo la presión que supone esa "situación de emergencia"). Si el micro se llega a incendiar,
prefiero romper el vidrio con mi cabeza.
Bueno, creo que si siguen
escuchando esta música y el ambiente sigue tan deprimente, probablemente haga
el intento de sacar ese martillo y salte por la ventana…
Por el
amor de Dios, ¡qué aburrimiento!